8 febrero 2023

Madera: el material idóneo para los espacios públicos

La arquitectura tiene una responsabilidad moral: encontrar las soluciones correctas para las necesidades concretas de una sociedad en un momento determinado de la historia. Y en este en el que vivimos, el de la amenaza climática, el de la desconexión humana respecto a la naturaleza, el del incremento del estrés, una de las soluciones más importantes en las que se están apoyando los arquitectos para diseñar los edificios es la madera, un súpermaterial tan sostenible como connatural a los seres humanos. Pero no son solo las oficinas como Wittywood o las viviendas las que han empezado a lucir elementos de madera: también los espacios públicos. Y hay muy buenas razones para ello. 

Proporciona comodidad 

La madera es un material duro. Y eso lleva a la inmensa mayoría de personas a considerarlo un material incómodo cuando se trata de fabricar asientos públicos. No obstante, la realidad es muy diferente: la comodidad de una silla o de un banco no depende tanto de la rigidez material como de su curvatura ergonómica. Si esta es adecuada, si esta se adapta correctamente a la fisionomía humana, proporciona entre 45 y 120 minutos de uso continuado cómodo. Los acolchados no son necesarios cuando se diseñan piezas pensando de verdad en las personas. El tacto de la madera, además, genera sensaciones muy agradables e inspira tranquilidad. 

Se mantiene fresca 

Todos los materiales tienen una masa térmica: una capacidad específica para absorber y almacenar el calor del ambiente. Y según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Western Sydney University, las estructuras públicas construidas con metal, plástico o caucho disponen de una masa térmica tan elevada que pueden alcanzar temperaturas de hasta 90º centígrados durante los meses estivales, por encima de lo recomendable. Esto no ocurre con la madera, la cual presenta una masa térmica muy baja y, en consecuencia, una menor retención de la radiación solar. En definitiva, las estructuras públicas de madera permanecen más frescas. 

Protege de las infecciones 

Los humanos hemos evolucionado junto con infinidad de microorganismos, algunos de los cuales son considerados patógenos debido a que pueden dañar nuestra salud una vez penetran en nuestro cuerpo. Esto lo conocemos desde el siglo XIX, cuando los científicos Louis Pasteur y Robert Koch idearon la teoría microbiana. Sin embargo, en la actualidad, y debido a la pandemia del COVID19, la sociedad es más consciente que nunca de la trascendencia de la protección. Y ahí la madera tiene mucho que decir: es un material antiséptico y antiviral. Su eficacia en este apartado supera incluso a la del plástico, previniendo así los contagios en áreas públicas.  

Ofrece durabilidad 

Todas las construcciones sufren desgaste a lo largo del tiempo. No obstante, las estructuras públicas, especialmente aquellas emplazadas a la intemperie, sufren una mayor erosión por parte de los agentes ambientales al estar más expuestas a ellas, motivo por el cual la madera vive la revalorización que está viviendo como material idóneo para los espacios públicos. Después de todo, se trata de un material muy duradero. Los árboles, a fin de cuentas, pueden llegar a vivir cientos de años. En este sentido, la madera garantiza tanto una mayor calidad a largo plazo de las instalaciones como una menor inversión de recursos económicos públicos.  

Cuida del planeta 

Pero también de recursos del planeta dado que la madera es un material totalmente renovable que, explotado de forma responsable, permite a la humanidad cubrir sus necesidades de construcción sin necesidad de deteriorar los hábitats naturales. Esto es especialmente cierto en los casos en los que se emplean maderas masivas certificadas de cercanía y de origen responsable. Además, las estructuras públicas hechas con madera resultan más amables con la fauna urbana, pues a diferencia de lo que ocurre con otros materiales como el cemento, forma parte del ecosistema propio de los animales. Y este cuidado de la biosfera conduce al último punto: 

 Reduce el estrés a través de la biofilia 

Las investigaciones científicas han demostrado que la naturaleza posee un impacto positivo sobre la salud mental. En concreto, como indica la experta Gretchen Daily en el medio National Geographic, «la experiencia de la naturaleza se asocia con un aumento de la felicidad, capacidad de gestión de las tareas de la vida y disminución de la angustia mental«. De ahí buena parte de la biofilia humana, ese deseo de sumergirse en entornos verdes repletos de vida, de rodearse de árboles, animales y aire libre. De ahí esa atracción por la madera. En el futuro, miradores, parques infantiles, parques deportivos y áreas de descanso públicas la abrazarán con fuerza. 

31 enero 2023

Torre Experimental Peñuelas, el edificio de madera más alto de Latinoamérica

Las construcciones de madera, antaño una solución recurrente en los asentamientos humanos, están regresando con fuerza a los planes de los arquitectos tras unos siglos de olvido. Y por muy buenas razones: es un material muy resistente, de gran aislamiento térmico y acústico, con un impacto positivo en el bienestar emocional de las personas y realmente sostenible en comparación con el ladrillo. Pero aún quedan dudas que resolver en cuanto al alcance de sus capacidades. En 2017, por ejemplo, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile y el Centro de Innovación en Madera de la Universidad Católica-Corma quisieron conocer la estabilidad de una construcción de madera en un entorno de alta intensidad sísmica como la región de Valparaíso. Así nació el proyecto de la Torre Experimentar Peñuelas.

 

18 meses de investigación 

La premisa era clara: construir una torre de madera de 20 metros de altura que resistiese a la actividad sísmica y que pudiese integrarse de manera sostenible en un espacio tan delicado como la Reserva Nacional Lago Peñuelas. Para descubrir si era posible, especialistas de ambas instituciones realizaron investigaciones teóricas e investigaciones de campo en la región durante 18 meses. Y tras este periodo comenzaron las tareas de construcción. Finalmente, el 6 de noviembre de 2018 nacía la Torre Experimental Peñuelas, un edificio de seis plantas que constituye, a día de hoy, la estructura artificial de madera más alta de toda Latinoamérica. Un hito de la perseverancia humana para encontrar soluciones más efectivas, más integradoras y medioambientalmente más respetuosas. Un hito de la creatividad. 

 

Propiedades especiales de la estructura 

Uno de los mayores hándicaps de la madera como material de construcción son los incendios. O al menos esa ha sido la consideración en los últimos siglos. En la actualidad, sin embargo, y gracias al avance en investigación científica, es conocida la excelente autoprotección de la madera frente al fuego debido al avance perpendicular a las fibras del © de la carbonización. Literalmente frena el incendio. Especialmente la madera de calidad estratégicamente seleccionada. Como explicó Cristián Monckeberg, ex secretario de Estado, «la madera hace años estaba asociada a incendios, pero hoy la tecnología y la innovación han llevado a que tampoco se vea afectada por los incendios como se veía afectada hace veinte años». Y esto se aplica a la Torre Experimental Peñuelas. Salvaguarda su entorno. 

 

También su propia estructura en situaciones sísmicas. Como contaron en su día medios chilenos, tres de los seis pisos de la torre poseen sensores inteligentes destinados a medir factores de bienestar y seguridad como la humedad, la temperatura, las corrientes de aire o el comportamiento estructural ante eventos sísmicos. Han pasado cuatro años y la construcción tan solo muestra síntomas de robustez, proporcionando una experiencia de ocupación excelente, especialmente en su quinto y sexto piso, donde se encuentran un apartamento y un mirador para disfrutar de una panorámica de la reserva natural. En ese sentido, Torre Experimental Peñuelas representa un punto de partida para la recuperación de la madera como material de construcción en la región y en muchos otros lugares del planeta. 

  

Un impulso a la recuperación de la madera 

Así lo explicaba el propio Monckeberg durante el acto de inauguración: «Para el gobierno es importante innovar, por lo que la construcción en madera y el abordaje de proyectos de vivienda social construidos en madera con alta eficiencia y con la tecnología que hoy día existe es un desafío y una realidad que está a la vuelta de la esquina». Una realidad de la que cada vez más instituciones públicas y privadas son conscientes: la madera es la solución de construcción más inteligente para responder a los desafíos de la humanidad en el siglo XXI, como la crisis climática, la epidemia de estrés y ansiedad o la necesidad de reconexión con lo natural. Una realidad de la que estructuras como la Torre Experimental Peñuelas o Wittywood son pioneras. Abrirán el camino a las ciudades del futuro. 

24 enero 2023

Ecobarrios: más allá de los edificios sostenibles

Una de las principales características del progreso sociotecnológico es su aparente infinitud. Hasta hace muy poco, los edificios eran concebidos y construidos sin demasiada consideración hacia su sostenibilidad. Hoy las cosas han cambiado e inmobiliarias como Colonial incluyen la disminución del impacto ambiental como uno de los requisitos indispensables de su actividad. Pronto será la norma. Pero incluso antes de que esta tendencia de edificación sostenible se generalice, y fruto de ese progreso irrefrenable, la sociedad ya está dando pasos muy serios hacia el siguiente nivel: la conformación de ecobarrios, diseñados mediante fórmulas urbanísticas orientadas a la eficiencia energética, el reencuentro con la naturaleza y el fortalecimiento de las comunidades. Estas son sus cualidades principales: 

Instalaciones para la autosuficiencia 

La globalización económica genera muchos beneficios en términos de disponibilidad de materias primas. Sin embargo, también deriva en ocasiones en consumos energéticos desproporcionados al desplazar las mismas miles de kilómetros alrededor del mundo. Una solución a esta problemática es la producción local. Y nada más local que los barrios. En ese sentido, uno de los rasgos más característicos de los ecobarrios es la presencia de huertos urbanos vecinales, que proporciona tanto cierta soberanía alimentaria como una oportunidad para el encuentro humano entre los vecinos. Esta es la razón por la que estos nuevos modelos de barrio también son conocidos como vecindarios fértiles. Permiten que crezcan las verduras, las frutas y las relaciones personales más allá del propio hogar. 

Recuperación de prácticas ancestrales 

Dos de los comportamientos claves del homo sapiens previo a la civilización moderna eran la inmersión en la naturaleza y el nomadismo. Los barrios actuales, definidos por construcciones de cemento repletas de opciones de entretenimiento electrónico, han ido reduciendo la adhesión de las personas a esos comportamientos que continúan siendo connaturales a ellas. Los ecobarrios combaten esa pérdida. Por un lado, mediante la incorporación de más zonas verdes, prioritariamente de carácter autóctono para conservar los hábitats y la biodiversidad propia. Por otro lado, a través de la peatonalización de los espacios públicos. Esto incluye avenidas en las que caminar, pero también más plazas de reunión comunitaria, más zonas deportivas y más zonas de recreación para los más pequeños. 

Independencia de los transportes contaminantes 

La idea de autosuficiencia de los ecobarrios va mucho más allá de la cuestión alimentaria. En realidad, bajo todos estos proyectos urbanísticos subyace una idea clara: dotarse de todas las instalaciones oportunas para satisfacer las necesidades esenciales y no tan esenciales de la comunidad. Esto, además de reforzar la ya mencionada conexión vecinal, también supone una disminución muy significativa del consumo de transporte privado y de transporte público contaminante, ya que las personas no se ven obligadas a desplazarse hasta otros puntos de la ciudad para obtener lo que desean obtener. Basta con la bicicleta o con la caminata para acceder a zonas de entrenamiento, a zonas de comercio, a zonas residenciales o a zonas de entretenimiento. Las llamadas Supermanzanas de Barcelona ya lo están implementando. 

Revalorización del diseño estético 

Los barrios estéticamente feos generan un impacto negativo en sus vecinos. De ahí que las nuevas corrientes tengan muy en cuenta todo lo relacionado con el apartado visual de estas subdivisiones urbanas. Además de la potenciación de la vegetación, de la que ya hablamos anteriormente, encontramos en ellas una apuesta por materiales biofílicos como la madera. El ecobarrio londinense Bed Zed, diseñado por el arquitecto británico Bill Dunster, es uno de los ejemplos paradigmáticos de esta tendencia, pues la madera con certificación ecológica   aparece como solución a muchas de las necesidades de los edificios que lo conforman. Otra tendencia inscrita dentro de esta revalorización del diseño es la presencia de arte urbano, en muchas ocasiones ejecutado por los propios vecinos del ecobarrio. 

Incorporación de recursos tecnológicos 

La producción de nuevas tecnologías genera una contaminación. Sin embargo, aquellas enfocadas en la reducción de la huella ecológica son una apuesta necesaria dado que terminan generando un ahorro energético y material mucho mayor del gasto que requirieron. De ahí la importancia de abastecer los barrios con tecnologías prosostenibilidad. El ecobarrio colombiano de San Antonio es una muestra de ello: dispone de 32 paneles solares destinados a la producción y el consumo responsable de energía, 40 composteras para el aprovechamiento de los residuos orgánicos y otras tecnologías diseñadas para la recuperación del agua de las lluvias. Todo esto le valió en el año 2019 para obtener el sello EcoQuartier del gobierno francés. Los cambios diferenciales comienzan siempre en los barrios. 

19 diciembre 2022

Las construcciones de madera de Kennecott: una prueba de la resistencia de este material

Año 1848. Alaska. Dos pastores, Stanford y Thomas Bingham, descubren un depósito de cobre mientras caminan por una colina. No hacen nada: su prioridad es que su ganado se alimente de los pastos de la zona. No les interesa el cobre. Más de medio siglo después, en 1900, y con el depósito intacto, dos exploradores cazatesoros llamados Jack Smith y Clarence Warner paran en aquel mismo rincón del mundo para dar de comer a los caballos con los que viajaban. Y allí, en las laderas sureñas de las montañas de Wrangell, próximas al glaciar de Kennicott, en la Alaska más profunda, dan con el cobre. O mejor dicho: con el mayor depósito de cobre de todo el planeta. 

La mina del cañón de Bingham 

A diferencia de los hermanos Bingham, Smith y Warner sí quisieron sacar provecho del descubrimiento. Y muy rápidamente. En apenas una década reunieron a unos cuantos grandes inversores, fundaron la Kennecott Mining Corporation, construyeron un ferrocarril para el transporte del cobre hasta el puerto de la ciudad de Córdova y comenzaron a explotar la mina. En 1912 ya era considerado el complejo minero más grande del mundo. A Bonanza, la primera mina, se le unieron pronto otras cuatro minas cercanas, todas ellas conectadas a través de túneles subterráneos: Glacier, Erie, Jumbo y Mother Lode. En apenas tres décadas la compañía produjo 200 millones de dólares. 

Pero la vida en la región no era sencilla. Las ansias de riqueza atrajeron a cientos de trabajadores, muchos de los cuales no estaban mentalmente preparados para los duros inviernos de Alaska. Y sin la oportunidad de traer consigo a sus familias. En un contexto así, uno de los pocos aciertos de la compañía, en términos de bienestar laboral, fue la construcción de viviendas de madera para los mineros. Por dos razones. La primera de ellas, el extraordinario aislamiento térmico del material, provocado por su mala conducción del calor. La segunda, el aumento del confort emocional que genera la madera en las personas. Y no fueron solo viviendas. Crearon todo un pueblo de la nada. 

En concreto, las cinco minas estaban comunicadas con una fábrica principal, una estación de trenes, un edificio postal, varios almacenes y los propios hogares. Todo ello fabricado con madera, un material además muy sostenible. No obstante, la extracción minera en sí no lo era. Algunas instituciones ecologistas trataron de detenerla. Incluso llevaron el caso a la presidencia del país. No funcionó: había demasiado dinero en juego. O eso pensaban. En 1925, un geólogo predijo la extinción del cobre en la región. En 1939, treinta años después del inicio de todo, ocurrió. El 10 de noviembre salió el último ferrocarril de la estación. Y el asentamiento quedó abandonado para siempre. 

La ciudad de madera que desafía al tiempo 

Hace muchísimas décadas que nadie habita el que fuera un campamento de actividad minera intensiva. Pero aquellas construcciones de madera continúan en pie. Y hay varios motivos que lo explican. En primer lugar, la propia durabilidad de las construcciones con este material, que pueden superar en muchas ocasiones los cien años. En segundo lugar, la vicisitud de que en 1980 se declarase la región como parte del Parque Nacional Wrangell-St. Elias, lo que ha proporcionado una protección extra a las mismas. Y aún más cuando el campamento y las minas fueron clasificados como Monumento Histórico Nacional. Ahí comenzaron las tareas de mantenimiento de la madera. 

Y la madera puede extender enormemente su vida útil cuando recibe los cuidados adecuados. Por supuesto, en la actualidad, y como ocurre con Wittywood, se utilizan maderas masivas de una resistencia mucho mayor, pero el principio sigue estando vigente: con un poco de ayuda cualquier madera aumenta su durabilidad. Así se explica que fábricas de catorce pisos de altura o incluso un hospital, que alojó la primera máquina de rayos X de todo el Estado, se encuentren tan bien conservados un siglo después. Algunos de ellos incluso figuran en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Es un hito. Como si se hubiesen empeñado en sobrevivir para dar fe de un pasado esplendoroso. 

Uno que atrae a miles de turistas todos los años. En los alrededores de la antigua ciudad minera hay alojamiento disponible, establecimientos de comida y servicios de montañismo y excursiones guiadas. Todo ello gestionado por el Servicio de Parques Nacionales, que trabaja cada día para analizar la estabilidad de las estructuras de madera y perseverar en su conservación. Después de todo, un asentamiento así, con la madera como protagonista, resulta verdaderamente espectacular. Una reliquia. Y al mismo tiempo una inspiración: la que invita a traer de vuelta a la madera como súpermaterial de construcción para aprovechar todas sus ventajas sobre el resto de materiales. 

14 diciembre 2022

4 beneficios invisibles de las oficinas de madera para los usuarios

Wittywood, el primer edificio de oficinas de madera de nuestro país, es un claro ejemplo de lo visualmente atractivo que resulta este material en una ciudad del siglo XXI. Y no solo debido al contraste que provoca entre construcciones de ladrillo y hormigón. El efecto magnético de la madera tiene que ver con su condición de puente: uno entre los entornos naturales, que el lado más biofílico de los seres humanos añora, y la vida contemporánea repleta de comodidades y oportunidades. Sin embargo, su valor estético es solo la punta del iceberg. La madera posee muchos otros beneficios invisibles más allá de lo que puede percibirse a simple vista. Y estos son los más destacados:

Regreso a la naturaleza

El genoma humano fue moldeándose durante millones de años a través de fuerzas naturales. El azul de los ríos, el verde de las plantas y el marrón de la madera están inscritos de una manera u otra en el ADN de cada persona que camina por el mundo en este momento. Por eso la perspectiva de todo un edificio fabricado con madera resulta tan satisfactoria. Porque hay latente una biofilia. Un deseo de conexión con lo natural. No obstante, ocupar ese edificio día tras día, rodear los sentidos de madera cada jornada laboral, multiplica profundamente dicha satisfacción. Genera un bienestar automático que no requiere ser explicado mediante palabras. Simplemente es.

Respeto a la naturaleza

La aceptación de la biofilia como una dimensión humana inevitable conduce a otra premisa fundamental: las personas se sienten bastante mejor consigo mismas cuando protegen el medioambiente. Y las oficinas de madera contribuyen a ello. En concreto, la construcción con madera requiere de 24 veces menos energía que la construcción con hormigón. Además, este material, tal como ocurre en la naturaleza a través de los árboles, actúa como un almacén de dióxido de carbono, uno de los principales gases responsables del efecto invernadero. Por último, la madera presume de ser un material renovable y reciclable, lo que incrementa la sostenibilidad planetaria.

Genera espacios zen

El aislamiento acústico ofrecido por los diferentes materiales de construcción depende principalmente de dos propiedades. Por un lado, la densidad, lo que equivale a la cantidad de masa en un volumen dado. Por otro lado, la rigidez, que le permite presentar resistencia a las ondas sónicas. Y la madera presenta ambas. Especialmente la madera masiva utilizada cada vez más en el ámbito de la construcción de edificios. Esto permite generar dentro de las oficinas de madera diferentes espacios zen en los que las personas pueden encontrar la paz y el silencio necesarios para descansar mentalmente, lo que se traduce en un mayor bienestar emocional.

Mejora el rendimiento laboral

Todos los beneficios descritos anteriormente confluyen en un mismo punto: un mayor bienestar del usuario en la oficina, que se traduce en un incremento de la sensación de propósito, de la concentración, de la creatividad y, en definitiva, de la productividad profesional. Después de todo, uno de los mayores enemigos de esta es el estrés y la madera ha demostrado científicamente relajar la presión arterial y reduce la actividad frenética del sistema nervioso. Y no hay duda: las personas relajadas funcionan mejor. Ese rendimiento laboral afecta a su vez a la autoestima individual y desemboca en una mayor armonía con la compañía y sus objetivos. Todos ganan.

22 noviembre 2022

Madera: el súpermaterial de construcción sostenible del futuro

La relación de los seres humanos con la madera como material estratégico se remonta a hace más de dos millones de años, antes incluso de la aparición del homo sapiens. Mucho tiempo después, durante la Antigüedad Clásica y la Edad Media, su utilización en la construcción se generalizó y comenzaron a erigirse toda clase de edificios de madera en las ciudades, los pueblos y las aldeas de todo el mundo. Unos siglos más tarde, la madera ha perdido mucho protagonismo frente a alternativas como el ladrillo, pero su recuperación es fundamental para satisfacer la demanda de viviendas y oficinas sin agravar la problemática climática. Estos son sus beneficios principales:

Almacenamiento del dióxido de carbono

La madera de calidad, como la utilizada en la construcción de Wittywood, primer edificio de oficinas construido con este material en España, actúa como un almacén del dióxido de carbono. Puesto que se trata de uno de los principales gases de efecto invernadero, su contención se traduce en una disminución del calentamiento global.

Residuos no contaminantes

A diferencia de lo que ocurre con otros materiales propios de la construcción, los humanos no inventamos la madera: ya estaba ahí cuando comenzamos a poblar este planeta. De ahí que sus residuos sean perfectamente compatibles con el ciclo natural de los ecosistemas y no representen una amenaza para los mismos. Es biodegradable.

Reciclaje múltiple

En la actualidad existen tecnologías suficientes para reciclar los residuos de madera repetidas veces. Y eso no es todo. Además, este material proporciona un último servicio cuando deja de ser útil para la construcción o fabricación: su explotación para la obtención de una energía completamente limpia.

Renovación natural

Los árboles no necesitan de la acción humana para prosperar. Han sobrevivido durante casi 400 millones de años con sus propios recursos y pueden seguir haciéndolo en el presente siempre que la tala y recolección de madera se realice de una manera sostenible y se prevean programas de plantación en áreas estratégicas.

Capacidad de aislamiento térmico

La madera conduce el calor noventa veces más lento que el mármol y siete mil veces más lento que el aluminio. Es un material que aporta en consecuencia un gran aislamiento térmico en el interior de los edificios. Esto, a su vez, desemboca en un menor uso de la calefacción y en un ahorro de la energía consumida.

Seguridad adicional

Al contrario de lo que suele pensarse, la madera estructural presenta mayor resistencia que el cemento. Esto se debe en cierta medida a la flexibilidad de la que dispone, que le permite doblarse sutilmente ante la presión, una habilidad de la que carece el cemento, el ladrillo y otros materiales de construcción habituales.

Resistencia química

Las cualidades higroscópicas de la madera le permiten regular la humedad presente en los ambientes interiores, lo que repercute en la calidad del aire que se respira. Por otro lado, este material presenta muy pocas probabilidades de oxidación en comparación con otros materiales como los metales.

Resistencia ante el fuego

Es una afirmación contraintuitiva pero es científicamente cierta: la madera es un material combustible, sí, pero una vez se carbonizan sus áreas superficiales, su mala conducción del calor frenan la transmisión del fuego al interior de los edificios. Es un material protector que  contradice la visión generalizada.

Capacidad de aislamiento acústico

Las propiedades físicas de la madera absorben las ondas sonoras y producen un amortigamiento del ruido. Esto es especialmente cierto dentro de los edificios fabricados con madera, en los que el aislamiento acústico entre diferentes habitaciones o salas supera con creces al proporcionado por otros materiales.

Incremento del bienestar psicológico

Existe una razón por la que las personas experimentan más serenidad en la naturaleza: la especie evolucionó en dichos entornos, por lo que los pájaros, los ríos y los árboles de madera representan un hábitat natural. Y de ahí que los edificios construidos con madera se hayan relacionado con menores niveles de estrés, mayores niveles de concentración y mayores niveles de creatividad.

 

10 noviembre 2022

El material que permite construir edificios como legos: la madera masiva

En el año 2013, durante una charla TED, el arquitecto canadiense Michael Green alertaba de la necesidad de prescindir de materiales tan poco sostenibles como el cemento o el acero a la hora de satisfacer las necesidades inmobiliarias de la sociedad. Y presentaba una alternativa: la madera, de cuyos beneficios medioambientales, estructurales y psicológicos hablamos detenidamente en otro de nuestros artículos. El   mundo de la arquitectura al completo parece haber llegado a la misma conclusión durante esta última década. Pero no solo como medida contra el cambio climático: también porque la madera permite construir edificios de una manera muy similar a las construcciones legos.

Aunque no cualquier madera. Como explica el periodista David Roberts en un reportaje para Vox, el entusiasmo de los arquitectos se centra en la llamada madera de ingeniería masiva, fabricada a partir de capas de madera blanda de pino o abeto apiladas en cruz y unidas entre sí mediante adhesivos estructurales. Existen diferentes versiones de madera masiva, «pero la forma más común, la que ha abierto la mayoría de las nuevas posibilidades arquitectónicas, es la madera contralaminada». Cuando alcanza espesores de treinta centímetros, disponen del mismo o de mayor rendimiento que materiales como el hormigón o el acero. Ya existen edificios de más de 85 metros de contralaminada.

Y erigidos a una velocidad sin igual gracias a la posibilidad de prefabricación. En palabras del propio Roberts, «en lugar de que los materiales se pidan en cantidades masivas, se corten a medida en el sitio y se ensamblen, como ocurre con la construcción convencional, gran parte del trabajo y la fabricación de los edificios de madera contralaminada se realiza en la fábrica, a menudo utilizando máquinas de control numérico por computadora para permitir cortes de precisión». De esa manera se ahorra muchísimo tiempo, así como muchos recursos, ya que se elimina de la ecuación el desperdicio del material. Basta con una buena planificación previa para tener los paneles preparados.

Además, estos paneles (suelos, paredes, techos…) pueden fabricarse simultáneamente, lo cual no puede hacerse con la construcción de suelos, paredes o techos con hormigón. ¿El resultado? «Los edificios de madera masiva son aproximadamente un 25% más rápidos de construir que los edificios de hormigón y requieren un 90% menos de tráfico de construcción». A fin de cuentas, las empresas constructoras disponen de todo cuanto necesitan para montar el edificio. Todos los paneles. Todas las piezas. Les habrá bastado solicitarlas y recibirlas. Nada más. Esto además reduce  las molestias derivadas de la construcción: no hay trabajadores construyendo suelos, paredes o techos in situ.

Esta velocidad y versatilidad de construcción que posibilita la madera contralaminada promete dos escenarios muy favorables. Por un lado, la construcción de viviendas en fábrica para proporcionar vivienda a una humanidad que en el año 2050, y según datos de Naciones Unidas, habrá alcanzado los 9.700 millones de personas. Por otro lado, la construcción de edificios profundamente personalizados, ecológicos, de gran calidad y únicos, como es el caso de Wittywood, el primer edificio de oficinas construido completamente con madera en España. De una u otra manera, la construcción lego de la madera se impondrá como la solución más eficiente a muchas de nuestras necesidades.

 

 

19 octubre 2022

El distrito tecnológico de Barcelona

Dentro del barrio del Poblenou, en Barcelona, se encuentra el barrio del 22@, sin duda un referente en la ciudad para startups y empresas tecnológicas. Actualmente esta zona es un gran reclamo para la búsqueda de oficinas en la ciudad, ya que cuenta con unas instalaciones y facilidades únicas y diferentes a las del resto de barrios cercanos.

 

El objetivo del 22@

Después de 20 años de regeneración de la zona, el barrio se planteó como una manera de incentivar el crecimiento económico de la ciudad y como una apuesta para los negocios centrados en la tecnología, partiendo de la remodelación de antiguas zonas industriales en desuso para su creación.

Además de ser uno de los espacios de la ciudad con mayor capacidad de crecimiento, sus todavía construcciones industriales y su urbanismo diferente al del Eixample típicamente barcelonés, dotan de una personalidad única al barrio y permitiendo vivir en una misma ciudad una experiencia diferente, pero siempre muy cercana en transporte público del centro.

 

Un barrio para ser vivido

Aun así, el 22@ y el barrio de Poblenou, no están pensados solo para que las empresas y sus trabajadores puedan habitarlo durante el día: también cuentan con zonas verdes, residenciales, cercanía con la playa y toda clase de equipamientos y servicios para sus habitantes.

 

Nuevos retos para proyectos de nueva arquitectura

Uno de los atractivos para las nuevas edificaciones es que estas permiten proyectos mayores y más ambiciosos, así como construcciones nuevas que permiten explorar con los materiales, como es el caso de Wittywood, trabajado en su totalidad por madera y acristalado en toda su fachada.

28 septiembre 2022

El futuro de los rascacielos de madera

Cuando pensamos en edificios altos nos vienen a la mente estructuras de acero u hormigón, pero difícilmente consideramos la madera. Sin embargo, construcciones como los rascacielos de madera empiezan a imponerse en nuestras ciudades debido a los numerosos beneficios que este material aporta tanto al medioambiente como a las personas.

Al permitir levantar construcciones con más rapidez comparadas con las de cemento, este recurso ofrece, además, una respuesta a una necesidad imperativa: la reorganización del espacio urbano para abordar el crecimiento de la población.

De hecho, actualmente existe una verdadera competición entre países por construir los rascacielos de madera más altos del mundo. En el blog os presentamos 3 edificios que han logrado poseer el título de rascacielos de madera más altos:

Diseñado por el estudio Korb+Associates Architects en Wisconsin, Ascent se considera como el rascacielos más alto del mundo. Esta imponente construcción cuenta con 25 pisos y en total mide 86.6 metros de altura. Ascent dispone de una base de hormigón y su estacionamiento tiene una estructura de acero, pero en los restantes 19 pisos se ha empleado la madera glulam y contralaminada. Al sustituir el hormigón por la madera, según los constructores, se produce un ahorro en emisiones equivalente a retirar de la circulación 2.100 automóviles.

  • Torre Rocket & Tigerli

La ciudad de Winterthur, al noreste de Zúrich, verá a la luz un proyecto impulsado por Schmidt Hammer Lassen Architects (SHL) que prevé la construcción de una torre de 100 metros de altura para 2026. El nuevo rascacielos de madera, que toma su nombre por las locomotoras que alguna vez se fabricaron en el complejo industrial que estaba en el lugar de su desarrollo, tendrá 32 pisos y contará con 255 unidades con diferentes configuraciones en total.

  • Mjøstårnet

Diseñado por Voll Arkitekter, este enorme edificio se levanta en la ciudad de Brumunddal a 150 km de Oslo. Con 85,4 metros de altura, la torre alberga un hotel, apartamentos, oficinas, un restaurante y áreas comunes.  Es un edificio construido con materiales de km 0 y que se realizó principalmente en madera laminada y CLT.

Estos son solo algunos ejemplos que demuestran como con la madera se pueden lograr edificaciones altas, resistentes, duraderas al paso del tiempo y sostenibles.

24 agosto 2022

Crear ciudades de madera

Aunque la madera lleva mucho entre nosotros y hay muchísimos edificios construidos hace siglos que son prueba de ello, ya que todavía siguen en pie teniendo una estructura basada únicamente en este material, sí que es cierto que no hace tanto que se ha dominado su uso para poderle sacar el máximo partido y que esta pueda ser fácilmente replicable a muchos tipos de construcciones. Y no solo eso: la tecnología unida a este material natural hace que pueda ser muy longevo y fácil de mantener si lo aplicamos a edificios de uso cotidiano como pueden ser las oficinas. 

Si vemos todos los inmuebles que conforman una ciudad como un todo, es importante tener en cuenta que el sector de la construcción está implicado en un 40% con el total de emisiones de CO2 a la capa de ozono (lo que es muchísimo si lo visibilizamos a nivel urbanístico) y que, sin embargo, el uso de la madera supone 24 veces menos energía que la necesaria para crear una construcción convencional con hormigón. Además, este material destaca por tener una gran capacidad para ser reciclado.

Qué implicaría que una ciudad se viera más rodeada de madera

Es muy interesante también tener en cuenta los beneficios que aportan estas estructuras hacia las personas: es indispensable para las ciudades el hecho de tener parques para acercarnos a la naturaleza, por lo que las construcciones de madera pueden suponer una vía para fomentar este vínculo.

De cara a los ciudadanos, este material tiene además propiedades saludables que ayudan a absorber las radiaciones electromagnéticas de móviles, televisores y ordenadores, a la vez que regulan la humedad del interior de los espacios a la vez que amortiguan el ruido.

Sin duda, invertir en productos de calidad, con la tecnología e ingeniería adecuada, pueden ser un gran paso para crear edificios y estructuras saludable y sostenibles dentro de los ecosistemas urbanos.